Pues bien....normalmente sí se puede hacer más de lo que hacemos. Muchas veces estamos cuidándola....regular...tirando a mal...jejeje. ¡Yo la primera!
Así que ahí van tres consejillos fáciles y a ver si de paso me aplico el cuento (aunque he decir que voy mejorando).
1. Evitar el contacto de las piezas con líquidos...más aún si se trata de alcoholes. El agua es inofensiva en principio para los metales preciosos pero el cloro, las colonias y las cremas son enemigo número uno de todos, todos.... Y aún así la humedad que queda entre los recovecos de las piezas no es muy buena aliada para su conservación y puede deteriorar por ejemplo los cierres. Conclusión: a la playa, la piscina o la ducha mejor sin nada. Y las lacas, colonias y cremas siempre antes de volver a ponértelo.
2. Hay que dejar que las piezas "respiren". A poder ser en un lugar seco y fresco... Es mejor quitarte todo por ejemplo para dormir (un secreto: yo lo conseguí teniendo un platito joyero en la mesilla de noche). Y el cuarto de baño no es el mejor lugar para guardar nuestros tesoros.
3. Es mejor evitar que se mezcle todo, a veces unos metales resultan corrosivos para otros. Lo ideal es guardar cada cosa en una bolsita de tela o caja. Reconozco que este es mi fail absoluto, no sé cuál es el porcentaje de la población que hace eso pero yo no estoy entre ellos. Pero sí procuro no tener todo enredado en una bolsa gigante o un joyero sin fondo, jejeje.
A pesar de todo hay pieles que resultan más corrosivas que otras, pero con un poco de mimo tu colgante favorito podrá seguir siéndolo dentro de muuuuchos años.
En un nivel "pro" deberíamos limpiar con un paño seco lo que hayamos utilizado para eliminar restos de maquillaje y de los propios aceites de la piel...pero eso de momento os lo dejo a las metódicas y ordenadas (me dais mucha envidia...jeje).
¡¡Feliz jueves!!
